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En la primavera de 2017, mientras Venezuela estaba sumida en una ola de disturbios civiles contra el régimen dictatorial del presidente Nicolás Maduro (protestas que fueron brutalmente reprimidas por el aparato de seguridad del Estado), el artista Alexander Apóstol estaba produciendo subrepticiamente ‘Regime: Dramatis Personae’ (2017– 18) en un estudio de Caracas. Esta maravillosa serie fotográfica, creada en colaboración con miembros de la comunidad trans, es uno de los aspectos más destacados de ‘Postura y geometría en la era de la autocracia tropical’, el estudio de mitad de carrera de Apóstol, curado por Cuauhtémoc Medina en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de Ciudad de México. Los retratos son una mordaz enciclopedia de personajes arquetípicos –el oponente desaparecido, el turista ideológico, la reina de belleza, el periodista amenazado, el caudillo– que captura astutamente la metamorfosis de la sociedad venezolana durante dos décadas de gobierno autocrático bajo el ex presidente Hugo Chávez. Ataviados con sórdidos equipos paramilitares o una corona falsa, cada artista representa la realidad de la revolución fallida. La serie ‘Ensayando la postura nacional’ (2010) también se burla del absurdo de las mitologías nacionalistas. En videos y fotografías, Apóstol reescenifica obras de Pedro Centeno Vallenilla, el pintor oficial durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1950-58) y el artista clave en la consolidación de la grandilocuente iconografía histórica de los héroes nacionales y el mestizaje del estado. Al capturar a sus sujetos en poses retorcidas en un edificio gubernamental abandonado, Apóstol magnifica las fantasías raciales y los matices homoeróticos de las pinturas de Centeno Vallenilla, mientras que un video en el que los actores luchan por mantener el equilibrio subraya la naturaleza precaria de la vida bajo el régimen. Alejandro Apóstol, El Escudo [The Shield]2011, fotografía digital, 1×1,5 m. Cortesía: el artista Esta serie se muestra junto con Vanished Political Parties (2018/23), una gran instalación de pinturas murales y paneles de madera en colores vibrantes, cada uno de los cuales representa una tarjeta de votación de los múltiples partidos políticos que surgieron después de la caída de la dictadura. Apóstol elimina los textos y fotografías que identifican a cada partido, reduciéndolos a un campo cromático carente de significado político. A lo largo de la exposición, el artista explora implacablemente las contrastantes tradiciones visuales de Venezuela: pinturas alegóricas nacionalistas por un lado; la abstracción geométrica y los movimientos artísticos cinéticos asociados con la modernidad aspiracional del auge petrolero de los años 1960 y 1970, por el otro. En ninguna parte es más evidente la larga sombra que el arte cinético ha proyectado sobre el espacio urbano del país que en el Acuerdo de Negociación Colectiva Cromosaturado (2018). La videoinstalación de tres canales se divide en seis capítulos, cada uno de los cuales presenta personajes alusivos a diferentes grupos sociales (obreros, directivos de empresas, empleados de oficina). Estos grupos se involucran en acciones repetitivas con el telón de fondo de los proyectos públicos icónicos de Carlos Cruz-Diez (entre ellos una planta hidroeléctrica, silos, una sala de conciertos y pasos de cebra) mientras el espectador disfruta del resplandor cromático utópico de una obra que es a la vez un homenaje ambiguo. y comentario crítico. Alexander Apostol, Partidos Políticos Desaparecidos [Defunct Political Parties]2023, pintura y madera, 6,1 × 15,8 m. Cortesía: el artista; fotografía: Oliver Santana Esta sensación de ambigüedad impregna otras obras de la exposición, como Le Corbusier y Diego Rivera se visitan 30 veces (2008), una videoinstalación de doble canal que representa un encuentro imaginario entre el destacado artista y el arquitecto, o el vídeo Los cuatro jinetes (2009), una versión del intento de Gio Ponti de reconciliar los trópicos con la modernidad occidental en Villa Planchart (1957), su obra maestra residencial en Caracas. En el video granulado en blanco y negro Avenida Libertador (2006), una de las primeras y más radicales obras de Apóstol, trabajadoras sexuales trans posan en huelga en la avenida titular y se presentan coquetamente a la cámara usurpando el panteón del modernismo venezolano: ‘Yo soy Jesús Rafael Soto’, ‘Yo soy Gego’, etcétera. El vídeo termina con un vertiginoso viaje en coche, con la cámara apuntando hacia el mural constructivista que decora la vía. El mural se va desdibujando progresivamente a medida que se aleja, presagiando el futuro incierto de la nación. Alexander Apostol, ‘Postura y geometría en la era de la autocracia tropical’, se exhibe en el Museo Universitario Arte Contemporáneo, Ciudad de México, hasta el 12 de mayo. Imagen principal: Alexander Apostol, ‘Regimen: Dramatis Personae’ (extracto), 2017, fotografía digital. Cortesía: el artista; Fotografía: Óliver Santana